miércoles, 14 de diciembre de 2011

DIASPORA JUDIA Y MEXICO

Tan lejos nos parece el genocidio perpetrado por los nazis, que a veces resulta todo queda nublado por impresiones vagas, y recuerdos de películas o documentales. Y sin embargo, ese evento que marcó el siglo XX y la historia de la humanidad de manera indeleble, no deja de ser el hito mayor de la violencia salvaje, de la xenofobia, de la deshumanización.
Por ello es que vale todavía, hoy y cada día, recordar, es decir hacer nuestro trabajo de memoria sobre tal evento. Hoy lo haré a partir de una conversación que tuve con Liliana López Levi, una conocida geografa de la Universidad Autónoma Metropolitana campus Xochimilco de la ciudad de México. Hablabamos, en los resquicios de un evento sobre Teorías Urbanas, de los niños de Morelia, aquellos pequeños que fueron salvados gracias a la respuesta formidable que tuvo el gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas del Rio (1934-1940) que los trajo a México y los asiló en la ciudad de Morelia, donde les dió el cobijo necesario hasta su mayoría. Algo que engrandece a México y que será recordado por largos años más por la generación rescatada del infierno de la guerra civil y por sus hijos y nietos, así como por el pueblo español en general. Liliana me contó que, por desgracia, la actitud frente a los judios, unos años después, no fue tan benevolente. Me acaba de mandar una cita particularmente traumática que reproduzco a continuación: Es un fragmento de la Circular Confidencial num. 157, enviada por la Secretaria de Gobernación a la secretaría de Relaciones Exteriores, México D.F., a 11 de agosto de 1934, que dice: Por último, esta Secretaría ha creído conveniente atacar el problema creado por la inmigración judía, que más que ninguna otra, por sus características psicológicas y morales, […], resulta indeseable; y en consecuencia no podrán emigrar al país, ni como inversionistas en los términos del Acuerdo de fecha 16 de febrero anterior 1934[…]si se descubre que es de origen judío, no obstante la nacionalidad a que pertenezca, deberá prohibírsele su entrada, dando aviso inmediato por la vía telefónica a esta Secretaria. 

Dos pesos, dos medidas...una clara evidencia más de la presencia nazi en México y de su influencia sobre las políticas de la época. Una triste advertencia de que en países generosos puede haber signos de bajeza moral. Habrá que recordar también el trato que el gobierno francés dió a los exiliados republicanos que cruzaron la frontera gala y fueron encarcelados durante años en campos miserables donde muchos perecieron. 

A este respecto, el libro de Jordi Soler (los Rojos de Ultramar) dibuja un panorama desolador de estos campos, particularmente el de Argeles-sur-Mer, hoy un lindo destino turístico costero del Mediterráneo francés, a un paso de la frontera española, cuyos visitantes ignoran todo de la masacre ejecutada en el lugar mismo donde tienden sus toallas para tomar el sol. Hechos de un gobierno francés de izquierda por cierto, no muy diferente del gobierno colaboracionista del viejo mariscal Pétain durante la segunda guerra. 

Después de comentar el nomadismo en una entrega anterior, me pareció necesario insertar esta nota y estos comentarios: el nomadismo, hoy sanctificado por la posmodernidad, también muestra tonos al rojo vivo, cuando se trata de personas desplazadas, humiliadas y ejecutadas sin más razón que un odio ciego. Y esto sigue siendo el pan de cada día.... 

Sobre el tema de la recepción de los judios en México en los previos a la guerra, la referencia de la cual sale la cita anterior que me mandó Liliana es: Daniela Gleizer, México frente a la inmigración de refugiados judíos 1934-1940, México, CONACULTA, INAH, Fundación Eduardo Cohen, 2000.

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